Historias de toda una vida

Cartas que agrada recibir

jueves, 23 de diciembre de 2010

FELICÍSIMAS FIESTAS


Feliz Navidad para ti también, con cariño de esta familia…

Marisa Pérez Muñoz
 
Valladolid, Navidad 2010.

Queridos hijos, nietos, hermanos y amigos:

Por supuesto, mis más fervientes deseos de que estas navidades sean días de fiesta total, llenos de optimismo y regocijo, tan felices que vuestros corazones bailen de alegría, porque la vida es, o debe de ser, siempre,  por arriba y por abajo, alegría.

No es ninguna tontería creer que el paraíso empieza donde estamos nosotros si cooperamos en transformar este valle de lágrimas en valle de alegría, porque está claro que la vida se inventó para vivir y dejar vivir, y quienes ni viven ni dejan vivir, su vida no es vida.

Dado que el hombre es el único animal que sabe reír, riamos, no como un ruido vano, sino como una manifestación de gozo y de nuestra condición humana. Riámonos de la vida, riámonos de las cosas buenas que nos pasan, riámonos de nosotros mismos a carcajada limpia, abiertamente para que todos se contagien de nuestra alegría, riámonos para que nuestro vivir sea una experiencia regocijante y ese sea el verdadero éxito en el arte de vivir.

Gozando de la virtud de la alegría, pasarlo cañón, de cine, con mucha jovialidad, mucha salud, mucha paz, sin olvidar que la risa es la chispa de la vida.

Puesto todos vosotros y los verdaderos amigos sois como el pan, como el buen vino: una bendición, mil y un abrazos llenos de cariño, amistad y de alegría.

Plena felicidad para el año que se va a iniciar.

                      

                         Félix

ENVEJECER ES UN DRAMA

¡¡Cómo te gusta presumir de tener 89 añitos!! ¡¡Pues te quedan 14 días para cumplirlos!!
Besazos.

Marisa Pérez
  
23-12-2010

Querida Rebeca:

 Me parece una bobaducha el dicho: “La edad no está en el cernet de identidad, sino en el espíritu”; está bien sentirse joven, ¿pero que tiene de malo envejecer?

La verdad, vivimos en una sociedad en la que los años son un problema, envejecer es un drama, porque si no eres joven y guapo no eres nadie, así que no queda otra posibilidad que negar la edad, presumir de joven ocultando el paso del tiempo.

Aunque nos bombardean con la idea de que ser viejo es una desgracia, no es lo mío mostrarme ridículamente más joven de lo que soy. Tener 89 abriles no es ni más ni menos que tener vida y negarlo sería negarme a mí mismo. La vejez hay que disimularla con buen humor y risas, con buenas lecturas, celebrando la vida con alegría y satisfacción, porque los conocimientos y la experiencia que dan los muchos años se pueden aprovechar ventajosamente conociéndote mejor a ti mis mismo y a los demás.

Cada día es mayor la esperanza de vida, así que, vemos a ver, a partir de los ochenta empieza la plenitud y la madurez entrando en los noventa.

Tener 89 añitos no esta mal, negarlo no es malo, pero sí un poco ridículo y cursi, porque lo que corresponde es llevarlos con dignidad y orgullo, por supuesto, pese a las limitaciones, los problemas, el dolor de huesos…o sea, que es el momento estupendo para revisar lo que no marcha bien y soltar lo que no nos deja vivir a gusto nuestra madurez, lo demás, todo lo demás, es lo de menos, porque como suelo decir: ¡Mientras haya fulminante, fuego y adelante!

                   Adiós, besos.

                                    Félix