Historias de toda una vida

Cartas que agrada recibir

sábado, 16 de abril de 2011

DOMINGO DE RAMOS

Diez años después de escrita en Melilla, esta carta ve la luz por segunda vez, puesto que está publicada en el libro “Queridos hijos” recopilatorio de las cartas escritas desde Abril a Septiembre de 2001.
Aprovechando la fecha he querido publicarla y “engalanarla” con fotos de esa borriquilla de la que nos hablas Félix.
No dices nada de la Semana Santa Cornita Guardesa o Saldañesa, ni tampoco de los Domingos de Ramos vividos en México… será en otra ocasión (espero).

En Alaejos no sale borriquita ni se procesiona agitando palmas; sin embargo en misa mayor, regalan ramas de laurel bendecidas con cuyas hojas se aderezan los guisos del resto del año.

Feliz Semana Santa a quienes la viváis como tal (de procesiones, rezos, recogimiento y austeridad en las recetas de Cuaresma). Igualmente feliz os la deseo a quienes la aprovechan para salir de cortas vacaciones y para los que no hacen nada especial.

Marisa Pérez

DOMINGO DE RAMOS

Melilla 8 de Abril de 2001

Querida hija: Domingo de Ramos, "quién no estrena no tiene manos".

Desde Melilla la Semana Santa vallisoletana que se inicia hoy es un apretado rosario de recuerdos, porque a la serie de procesiones que recorren las calles estos días he asistido año tras año sin faltar uno desde que fijamos allí nuestra residencia, hace de esto ya tres décadas, antes, algo más joven, como padre, de antañón como abuelo rodeado de un racimo de nietos que no me hacían sentir viejo porque me cargaban de euforia juvenil.
            La procesión de este día, "Entrada Triunfal de Jesús en Jerusalén", más conocida como la de la "Borriquilla", presenta poco interés artístico, pero despierta mucha admiración y asistencia, abarrotando las calles por la alegría, la emoción y el espíritu que ponía la chiquillería con sus palmas, y si el tornadizo clima de la primavera abrileña presenta una mañana luminosa de sol tibio y alegre, con un cielo limpio, sin nubes, y no termina en chaparrón y desbandada, es ideal para perderse tranquilamente por las calles del Centro sin importar mucho el rumbo, sabiendo que, tarde o temprano, acabarás topándote con el paso, pues más fácil imposible saber si por cierto lugar ha pasado o no el festejo, es cuestión únicamente de echar un ojo al suelo, si la función ha terminado y bajado el telón, presentará un aspecto sucio, inundado de restos de desperdicios de cuanto haya. ¡Así somos!
            Nosotros teníamos por costumbre, presenciado el desfile procesional, pasar de una a otra calle para ver el festejo varias veces desde lugares diferentes.
            Si preguntas algo así como a qué viene esto, la respuesta es que para que te enteres de qué va la fiesta, porque salvo algún recuerdo que guardes de la niñez, me asalta la leve duda de que por tu cuenta y riesgo nunca más has acudido al acto religioso, ¿verdad o no?
            De corazón deseo que, aunque molesta y adoleciente, goces de una salud de hierro.
                                              
                                                     Abrazos de tu padre,