Historias de toda una vida

Cartas que agrada recibir

lunes, 18 de abril de 2011

AMIGO IMAGINARIO

Es bueno tener un amigo imaginario para no sentirse solo en tantos momentos de nuestra vida que aun rodeados del cariño de quienes nos rodean físicamente, necesitamos un hombro donde apoyar nuestros pesares sin causar pesar.
Adoptar como amigo imaginario a alguien que se ha ido y que fue tan importante cuando estaba, es la forma más hermosa de conseguir que continúe vivo.
Tener como amigo al mejor de los amigos, sintiendo que está ahí y nunca nos fallará, sabiendo que sigue disfrutando nuestros logros, asiendo nuestras manos en las cada vez más duras caídas, es tan hermoso, que quien no lo tenga porque le parezca una locura, no sabe qué acto demente comete.   
Jamás me siento sola porque sé que él está ahí, escucho su música porque sé que le agrada         . Le pido consejo y ayuda; pienso en su sonrisa y en su mirada para jamás olvidarme cómo brillaban sus ojos al sonreír…
Esto que algunos llaman locura, otros lo llaman “Dios”.

Besos y abrazos para vosotros y vuestros amigos imaginarios       .                  Marisa Pérez Muñoz

Amigo imaginario

         Melilla, 17 de Junio de 2001

         Querida hija: Es cuestión de edad que los viejos revertimos mentalmente a la niñez, a las fantasías infantiles.
Me explico: me gusta la casa, me cuesta salir a la calle, y es que con estos calores agobiantes, ¿dónde vas a buscar un amigo? O sea, que ocasionalmente no tengo amigos de mi edad, pero en absoluto me aburro, tengo mis recursos para evitarlo.
Como los hijos únicos con padres muy ocupados, que pasan mucho tiempo solos, sin amigos reales con quien jugar, tienen la necesidad de inventarse un amigo invisible producto de su imaginación, como compañero de juegos, pues yo igual, como una chispita de  imaginación no me falta, para evadirme de la realidad, también creo en mi mente un amigo imaginario. Bueno, yo más realista, el amigo es mi padre, y juntos recorremos alegremente Cornón a lo largo y a lo ancho, reviviendo hondos recuerdos. No hablamos mucho, pero parece que nos decimos muchas cosas y nos sentimos a gusto, tenemos motivos para estar contentos.
Demás está decir que le sirvo de compañía y ayuda. De buen grado, con simpatía y entusiasmo comporto con él  las duras faenas de verano cosechando a mano; faenas que me son conocidas: la siega, amontonamiento de las gavillas, el acarreo, la era, la trilla... Él, un trabajador infatigable que no sé de dónde saca tanta energía, ante mi manifiesta fatiga me da amistosas recomendaciones:
 -“Hijo, doblarse, pero no quebrarse”.
- Padre –le digo- la  vida es un valor para disfrutar, cuida un poco tu cuerpo que lo tienes merecido, que aquí estoy yo sintiéndome ágil y fuerte para trabajar con máximo placer.

         Y como adicto al trabajo no ha hecho otra cosa en la vida que doblar los riñones, nunca ha viajado en automóvil, ni ha tenido ocasión de disfrutar de tantas cosas, le llevo y le traigo por doquier, y a la hora del yantar: venga, padre, coma, coma, chorizo, jamón, queso... y remoje el gaznate con este vinillo; y veo brotar de su estómago la alegría.

         No sé, o sea, en los niños la invención de un amigo imaginario es una manifestación perfectamente normal de la fantasía infantil, signo de creatividad e inteligencia, en mi caso lo será sin duda de chochez, pero ¿importa? En Cornón, tierra de  mis raíces y gozando de la favorable circunstancia de entrar en intimidad con mi progenitor, conociendo sus pensamientos, ¿aburrirme? ¡Nunca, Jamásmente!

         Ya lo ves, M’ija, cuando uno no pude ser otra cosa, es lo que es, un cornito que te abraza: 

Tu Apá Félix


JUDAS ISCARIOTE

JUDAS ISCARIOTE

Valladolid, Octubre de 2001

        Queridos hijos: Acabo de conocer un hecho histórico que seguramente os va sorprender tanto como me ha sorprendido a mí: Judas, el famoso Judas Iscariote, no es que fuese precisamente un bendito, pero eso de que vendió a Jesús por cuatro perras con un beso traidor y después se colgó de una higuera resulta que no, que nunca vendió a nadie ni se colgó de higuera alguna. Parece mentira ¿no?, pues es verdad, se ha descubierto la vieja mentira.
Lo cuento: historiadores expertos en la Biblia e Historia Religioso Antigua, ratas de biblioteca, se han propuesto destripar la historia echando por tierra la errónea  idea que se tenía de ciertos personajes, entre ellos, ésta de Judas.
        Tras analizar rigurosas fuentes históricas disponibles- se trata de los Evangelios- los estudios han llegado a la conclusión de que Iscariote no era  tan mal chico, aunque sí algo introvertido. Fue al parecer el tesorero del maestro y gestionó la cosa perfectamente. Ponen como prueba el hecho de que los apóstoles corretearon Judea en todas las direcciones sin privarse de nada, es mas, aún sobraba dinero para dar limosnas.
        Lo de Judas con Jesús fue según la nueva interpretación que se hace de los hechos cuestión de politiquería, desavenencias políticas, y ya se sabe como actúan los políticos. Judas era un judío ultranacionalista, a semejanza de los hebreos actuales, que les zurran bien zurrada la badana a los palestinos, y veía con malos ojos que Jesús se mostrase tan blando con  los romanos, ocupantes del país, y no  les hiciese morder el polvo.
        Según los sabios historiadores estas discrepancias le llevaron a hacerse sospechoso de haberse infiltrado en el Sanedrín, y conociendo de antemano el apresamiento de Jesús traidoramente nada dijo, y ese permanecer con la boca cerrada dio lugar a que ocurriese lo que todos conocemos.
        En tocante al suicidio se tiene comprobado que no hubo tal, no se estranguló colgado por el cuello de las ramas de un olivo al borde de un precipicio,  de lo que sí se tiene visos de realidad es que los demás discípulos enterados del indigno comportamiento del colega le pusieran a caldo, a más de que le dieron bien dado para el pelo.
        Hijos, no sé si esta revisión al pasado con nueva interpretación que se ha planteado es o no correcto. Yo, como me lo contaron lo cuento, sin añadir punto ni coma.
                                                           Besos y abrazos
Félix