Historias de toda una vida

Cartas que agrada recibir

viernes, 30 de diciembre de 2011

FELIZ NOCHEVIEJA 2001 (SÍ, 2001)


Esta carta es el aperitivo de la que espero recibir mañana, verdaderamente “Nochevieja” en la que nos contarás tus actuales pensamientos y sentires. Ésta, recibida hace justamente 10 años de vellón, la publico justamente hoy por coincidir con las fechas y porque no todo el mundo tiene la suerte de poder hacer una retrospección y saber lo que pensaba hace años.

En este caso, si volandero te pareció el tiempo en 2001, imagino que exhalación  te parecerá en 2011, pues a pesar de tus deseos de parar el tiempo y pese a los adelantos modernos con los que ni soñábamos en el lejano 2001, nada ha cambiado sobre la faz de la tierra ni bajo el velo azul celeste; todo sigue igual… o casi.

Nosotros – que en la "cuarentenaypiquena" nos creíamos casi invencibles- hemos llenado de canas el cabello y de arrugas el rostro; con profundos surcos el alma y achacosos los huesos, pero siempre animosos y sabiendo que jamás seremos más jóvenes que en este momento, porque un segundo después ya es historia y esa, ya la están comenzando a escribir nuestros nietos; los mismos que te han convertido en honorable bisabuelo. ¿Quién iba a pensarlo cuando nos conocimos? ¡Pues aquí está nuestra actualidad!

Querido Yayo, sólo me queda esperar tu carta de mañana para publicarla y desearte un Feliz, muy feliz 2012

Abrazos queridos lectores.

Marisa Pérez

NOCHEVIEJA

                                                         Valladolid, 31 de Diciembre de 2001

  Queridos hijos: La Noche Vieja ya está aquí, y yo me pregunto ¿en que se me ha ido el tiempo? ¿Cómo a podido precipitarse tan velozmente si bien parece que ayer mismo estábamos en plenas ferias?
Un año más, otra página que pasa, otro año más que acumular.¡Dios Santo! pero si parece ayer cuando yo era joven y veía el año 2000 en un tan lejano horizonte que parecía imposible que llegase y ya estamos celebrando con langostinos, lechazo y champán el final de 2001. O sea que estamos de nuevo cambiando de calendario.
Se me ocurre una utopía, arrojar por la ventana los relojes para que se estrelle el tiempo y cese de correr como caballo desbocado, convirtiendo a los bebés en niños, a los adolescentes en jóvenes y a los hombres en viejos.
Me gustaría hijos, que no envejecieseis, ni os vieseis arrugas ni ojeras al miraros al espejo. Sin embargo, y a pesar de mis buenos deseos, la tierra seguirá dando vueltas alrededor del Astro Rey, una y otra vez, por siempre.

        Pero bueno, voy a olvidarme de edades y del correr del tiempo y rogaré a San Silvestre, nos haga la merced de proporcionarnos una maravillosa Noche Vieja. Por cierto, cuando esta media noche nos estemos atragantando con las doce uvas, no estamos celebrando el cambio de  año en su momento justo. Vamos a ver, me explico: Como todo el mundo sabe, un año es el tiempo que tarda la tierra para dar su vuelta alrededor del sol. Y esta vuelta dura 365 días y 6 horas. La acumulación de estos restos de día durante cuatro años forman los años bisiestos, es decir, los años de 365 días justos. Osease, que los bisiestos son los únicos años que terminan a las doce de la noche. Como el 2000 lo fue. En este que estamos  el cambio de año tiene lugar a las seis de la mañana, el próximo a las 12 del día y el siguiente a las seis de la tarde del día siguiente. Evidente ¿no?

        Bueno hijos, la cosa no reviste importancia mayor, lo que verdaderamente interesa es que tengamos un dichoso final 2001 y feliz, brillante y próspero año capicúa 2002

Besos y abrazos