Historias de toda una vida

Cartas que agrada recibir

lunes, 10 de diciembre de 2012

QUERIDÍSIMO BISYAYO FÉLIX



Queridísimo Bisyayo Félix:
Hace un añito escribiste una carta preciosa cuando nací, a todos los que se acercaron a verme les encantó leerla, a los que te conocen y a los que no tienen esa suerte también,  así que hoy, con ayuda de mamá te quiero escribir yo a ti. Aunque no lo hagamos ni la mitad de la cuarta parte de bien que tú, allá vamos.
Aunque sabemos que estas malito, y que es una cosa larga y de tener muuucha paciencia, necesitamos que te animes para poder luchar contra ello, y poder  tenerte otra vez escribiéndonos las cartitas que a todos tanto nos gusta recibir.
Ya sé que a mi no me vas a poder llevar  a la montaña palentina como a mamá y a mis tíos, ni me vas a llevar a hacer una hoguera y merendar, entre otras cosas porque ahora esta prohibidísimo, ni siquiera a hacer rutas por la orilla del rio para que trepe por los arboles,  yo aun estoy dando mis primeros pasitos y siempre de la mano de alguien pero sí espero que te mejores y me veas andar ya solito y corretear y me veas empezar a parlotear con ese piquito tan gracioso que tenemos los pequeñines y que me puedas contar historietas de cuando mamá y mis tíos eran pequeños y les llevabas de excursión a Palencia, se que para todos ellos fuiste el mejor abuelo que un niño pueda desear (y además tienes una estatuilla que lo afirma)  y que según han ido creciendo y recuerdan las cosas que hacían contigo cuando eran pekes cada vez están más convencidos de que eres aun mejor abuelo de lo que pensaban, que nadie tiene ni ha tenido ni tendrá jamás un abuelo mejor que tú,  quizás alguno te iguale, sólo quizás… pero superarte ¡¡¡¡Imposible!!!!
Este año te quiero pedir un regalo de cumple que para eso soy tu biznieto preferido ¿verdad? Quiero y deseo que te animes y así puedas por fin mejorar porque aun quiero tener bisyayo para rato. Un beso gigante para mi bisyayo, te quiero un montón.
                                                                                     Héctor


Hola Héctor, acabo de leer la preciosa carta que me has escrito ayudado por tu mamá. Me ha gustado mucho y te doy las gracias por ella; ya sabes que me gusta muchísimo recibir cartas y esta tuya me la entregaron nada más llegar, como regalo de bienvenida.

         He volado muy alto pero ya estoy bien. Me esperaban muchos amigos y he estado muy contento de volver a verlos a todos. Estoy junto a mi madre: tu tatarabuela Filomena; ella me envía muchos besitos para todos, especialmente para ti, que eres su precioso querubín, cuya sonrisa alegra a quienes estuvieron tristes por mi partida.
         Diles que ya estoy instalado en una cómoda habitación que por techo tiene todas las estrellas de Cornón. Frente a mi cama hay una gran ventana desde la que veré amanecer cada día, desde la que veré salir el sol sobre el mar de Melilla.
         También desde mi ventana veo a mis amigos  los árboles del Campo Grande y por las tardes pasearé por sus calles de arena y descansaré en uno de sus bancos conversando con tu tatarabuela que no para de contarme cosas porque me echó de menos tanto como yo a ella.

         Voy a seguir escribiendo una carta cada día porque me han proporcionado un ordenador hecho de nubes con teclado de estrellas; aunque también escribo con pluma de pavo real sobre hojas de árbol secas, con tinta de oro y rayos de luz del manto de la Virgen de Guadalupe.

         Desde aquí veo que os habéis quedado tristes y eso no me gusta. Ya había llegado mi hora y tenía que venir aquí donde el dolor y la pena no existen; donde el amor se recibe con mucha más intensidad y puede darse aun en mayor medida.
Ahora estoy con todos los que un día vi partir; ellos están muy contentos de volver a verme y de saber que tú, pequeño Héctor, con tu alegría vas a ayudarles a mitigar la pena de no verme.
         Tú tranquilo que desde aquí celebraré todos tus cumpleaños. Te ayudaré a soplar la velita, tomaré tarta y en las tardes de primavera, te acompañaré para enseñarte la montaña palentina y guiaré tus pasos siempre, siempre igualito que lo hice con tu mami y tus tíos.

         Querido bisnieto, gracias por tu hermosa carta. Espero que me mandes alguna de vez en cuando. Las estaré esperando.

Te quiere tu bisyayo:
Félix