Historias de toda una vida

Cartas que agrada recibir

lunes, 17 de febrero de 2014

EURÍPIDES



EURÍPIDES

2005 Valladolid

Queridos hijos: Pues eso, que ciertamente no estoy por pasar la vida en tardes de fútbol y simplezas televisivas, sin más preocupación que ver hasta donde me llega el ombligo y poco más, o sea, que estoy en otro tema, me encuentro vivamente atraído por mi amigo Eurípides, el genial escritor griego, sumergiéndome en un mundo de imágenes y personajes que se me antojan reales. De sus libros se me ocurre pensar que tienen alma, la del que los escribió, e incluso la de los que lo leemos.

Eurípides vivió en Atenas en el siglo v  a. de J.C., lo que indica que ya llovió y se ha secado el barro. Estoy embalado con sus dramas, se ve que ya entonces el mundo era agresivo y patético, los dramas que leo son: Alcestes, Medea, Electra e Hipólito. Alcestes es una tragedia con final feliz. El argumento es el de una esposa que muere en lugar de su esposo. El inmoderado amor a si mismo de los personajes pensando únicamente en el interés personal da lugar a considerar por los intrincados caminos que puede recorrer el alma humana, capaz por otra parte, del sublime heroísmo de Alcestes, la mejor esposa que un hombre ha podido tener ya que en ella el amor era más fuerte que el deseo de la vida.

Admeto, el esposo, fundador y Rey de Fedes, en Tasalia, uno de los argonautas, héroe griego que montado en el navío Argos fueron a la conquista del vellocino de oro, una especie de alfombra mágica custodiada por un dragón. O sea, que eso, muy héroe pero a la hora de partir para el más allá, el muy cínico y egoísta dej morir en su lugar a la esposa en la flor de la juventud: porque nadie más de los suyos, ni el padre que le engendró, ni la madre que le trajo al mundo, ya viejos, se atrevieron a aceptar el sacrificio de morir para salvar al hijo.

La sublime muestra de amor conyugal salvó la vida de Admito, pero para vivir miserablemente, con mala fama y abrumado por la desgracia odiando a los padres que le querían de palabra, no con hechos.

Como en aquellos remotos tiempos dioses, semidioses y hombres mortales eran uña y carne que estaban en contacto directo permanentemente, la intervención de Heracles (Hércules), que podía hacerlo porque era nada menos que el divino hijo del poderosísimo Zeus, resolvió felizmente el drama, bajando a la región oscura de la muerte, llevando de nuevo a Alcestes hacia la luz y la vida.

Si alguien se anima a leer el libro, que aquí está a vuestra disposición, verá que la obra es un canto de alabanza a la hospitalidad, única virtud que adornaba a Ameto.

Medea, hechicera, hija del Rey de Cólquida, huyó de casa con Jasón, Rey de Yolcosy, que cuando gracias a la magia y argucias de ella se apoderó del vellocino de oro, no en vano había sido educado por un centauro, mounstro mitad hombre y mitad caballo, salvaje, voluble y egoísta, la abandonó. Medea ultrajada, con carácter violento y alma despiadada, atormentada por el veneno de los celos y odio sin límite, se venga de Jasón perpetrando el terrible crimen de degollar a sus propios hijos, Jasón murió errante y miserable.

Electra, hija de Agamenón, Rey legendario de Mecenas, jefe de los héroes que sitiaron Troya, y de Clitemnestra, esposa fatal que engaña y mata al marido. Orentes, hermano de Electra, venga a su padre dando muerte a su madre. Electra empuja a su hermano a cometer el matricidio.
Hipólito, hijo de Teseo, Rey de Atenas, hijo de Egeo.Guiado en el laberinto de Creta por el hilo que tejió  Adriana, combatió y mató al minotauro, mounstro con cuerpo de hombre y cabeza de toro. Fedra, la esposa de Teseo, madrastra de Hipólito, concibió por el joven una pasión violenta que no fue correspondida y por despecho le acuso ante su padre de haber atentado contra su honor. Teseo ofendido excitó contra el hijo la ira de Neptuno, que provocó que un mounstro marino espantase los caballos del carro del joven, que pereció estrellándose contra las rocas de la costa.

Fedra acosada por el remordimiento se suicidó.

Besos y abrazos