CON
FRANQUEZA Y CONFIANZA
Melilla 16 de Abril de 2001
La mi
muy querida y hambreada hija:
A ti que tanto te gusta largar por esa
boquita da la clara sensación de que no es tu tema favorito el charloteo sobre
el enflaquecimiento, lo rehuyes, no obstante tengo la leve sospecha de que
sometida a tan estricto régimen alimenticio adelgazarás a ojos vista, y cada
kilito arrojado a la cuneta te producirá
sensación de satisfacción y risitas de alegría.
La verdad, toda y sólo la verdad, es que todos estamos
especialísimamente pendientes de ti y de todo lo tuyo. Oye, Pilara, verás,
estoy pensando que sería estupendo nos contagiases, logrando despertar nuestras
voluntades adormiladas, y convertida en el espejo donde nos miremos, en el
modelo o ejemplo a seguir, nos arrastrases tras de ti, llevándonos a anhelar
pasar la garlopa por nuestros cuerpos tan excedidos de grasilla. Sería un
portentoso prodigio que en el capicúa 2002, después de Cristo, tú hubieras
eliminado carnes y grasas y nosotros de
grasa y carne que tanto molesta y nos afea. Amén, ameén, ameeén.
Voy a hablar con franqueza y confianza,
no soy, por naturaleza, un hombre besuqueón, sin embargo, por tratarse de ti, y para patentizar que gozo de un agudizado sentimiento paternal y un
corazón que rebosa bondad, voy a enviarte dos sonoros besos, una para cada
moflete. Espero te muestres agradecida y satisfecha, porque esto no es una cosa
que haga yo todos los días.
Atentamente:
Tu apá