Historias de toda una vida

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lunes, 4 de agosto de 2014

ALEGRE DESPREOCUPACIÓN



ALEGRE DESPREOCUPACIÓN

Valladolid 1 de Agosto de 2001
Queridos hijos: Viajo en autobús, un corto pero animado trayecto porque dos señoras más bien gorditinas, jamonas, hermosotas, tarascas, garrulas, espontáneas, de las que no viven de apariencias, abordaron el vehículo, y culigordo y paticortas no sin dificultad, pero salvada ésta lo celebraron ruidosamente con voces y estridentes carcajadas.
Con el calor, -ellas lo dicen en femenino- con la calor que lo invade todo, los termómetros callejeros rebasan  los 40º, el silencio se hace imposible, el frío vuelve a la gente hermética, el calor locuaz, y los viajeros dejándose llevar por el eufórico charloteo de las recién llegadas se lanzan a parlar a gritos de lo que saben y de lo que ignoran, pronto el charloteo se hace general y rueda por todo el autobús.
En ambiente de moderada simpatía se habla de piscinas, de mar, de montaña, de vacaciones. Alguien aseguró que el año pasado no fue así, que el calor no apretó tanto. Mala memoria porque el año pasado ocurrió todo de igual modo, son las temperaturas propias de la época del año.
Entre golpes de abanico se tuvo un nostálgico recuerdo al botijo, aquellos botijos lloranderos que con anises hacían un agua fresca y exquisita, lo que dio lugar a que un gracioso soltando un toque de humor gritase: "conductor, pasa el botijo".
Se celebró con un ataque de risa general. Una señora de abundantes domingas que con un generoso escote las hacía protagonistas, sudando a chorros por cada uno de los  poros del cuerpo abiertos de par en par, gritó desafinando que qué calorón tremendo y lo bonito que resultaría que de repente se pusiese a nevar.
-Ah, no, eso no. Que siga el calor, lo prefiero al frío- protestó  una joven flacucha, rubia y pecosa.
-Lo que quiera el cielo será -aseguró una de las dicharacheras pasajeras riendo a chorro limpio-.
La risa es sana.
Las pintorescas señoras abandonaron el transporte público con la misma algarabía con que lo habían abordado.
También era mi parada.

Hijos, lo que quiero decir, y es a lo que iba, que vosotros procuréis, aunque a ser posible un poco más recatadamente, que tampoco os falte la jubilosa alegría de vivir, porque ya se sabe que la alegría es una virtud.

Besos y abrazos de vuestro padre