Historias de toda una vida

Cartas que agrada recibir

lunes, 24 de noviembre de 2014

INDITA HUACHICHILA



INDITA HUACHICHILA

Valladolid 2008
Queridísima indita Huachichila, a quien estimo y admiro por tantas y tan buenas rezones que si me pusiese a enumerarlas la cascada de elogios sería casi interminable: Pues eso, que la invitación a tu fiesta de graduación tan amable como anhelada, permíteme que lo diga grosera y rotundamente, me ha dejado en estado de pendejo perplejo. ¿Qué hago? Mejor dicho,  ¿qué sueño? Me explico: tus justificadas quejas por mi antipático silencio me llueven por doquier, pero señora abogada patita rajada, he aquí mi coartada. Eres una auténtica diablesa que tientas a un vejete añoso calamitoso con utopías.
Qué más quisiera yo que realizar un ilusionante viaje a Mexiquito lindo y a mayor gloria para llevarte del brazo, ufano y pechisacado, a recibir tu diploma de abogada, pero ¿dónde voy yo con mis 86 otoños metidos en el cuerpo? Olvidas que soy un vertebrado quebrado, con la raspa hecha fosforina y la rodilla, con la rótula, menisco y todo lo demás punto menos que fuera de servicio.
Quizá pueda decir que la cabeza, aunque a pájaros, aún revolotea, permitiéndose breves vuelos, pero tocante al tronco y las extremidades, mi viejo organismo con la fecha de caducidad próxima, emprende graciosa huída ante todo aquello que no sea sopitas, buen vino y a la cama a los ocho. Evidente de toda evidencia ¿no?
Me place y me complace al máximo enviarte mil felicitaciones con otros tantos abrazos de tu gachupín insultativo